viernes, 20 de abril de 2012

It's called Ringer, bitch!

"My name is Bridget, I witnessed a murder. (...) You don't get it; if Bodaway wants me dead, I'm dead. (..) I ran to my sister, Siobhan, for help. Siobhan killed herself and I assumed her identity. (...) It was so easy, I saw a way out and I took it. They all think that I'm her".

Si reproduzco la voz el off de Siobhan del 'previously' de Ringer es porque, de entre todo lo mostrado a lo largo de los 22 capítulos de su primera y (salvo milagro) última temporada, es lo único que permanece mostrar cierta lógica en el planteamiento y ejecución de esta serie. De verdad de la buena, ni siquiera el cromatín naútico del piloto podría presagiar un subproducto tan de celda de máxima seguridad de manicomio como éste. Estoy segura de que en ninguna serie de la factoría de JJ hacen falta tantos croquis para entender los giros copernicanos que dan tramas y personajes como sí pasa en este anunciadísmo regreso de la televisión de la otrora cazavampiros Sarah Michelle Gellar, ahora reciclada en diva de  papelera de cualquier hogar seriéfilo que se precie.

Confieso que antes escribir esta entrada intenté hacer un inventario sesudo de la cantidad de sucesos que han ocurrido, y me ha salido una cosa con aspecto próximo a un enjambre de abejas rabiosas cual Shakiras en celo que me han dejado al borde de un dolor de cabeza. Intentar comprender Ringer es un peligro para la salud humana; la serie se muestra tan enrevesada en su propia mediocridad que corremos el riesgo de acabar igual de tarumbas como los psicólogos que se obsesionan con sus pacientes. Por eso, la manera más cabal (si es que existe) de enfrentarse a esta ficción que, en principio iba a parar a la CBS en vez de The CW (hoy por hoy, no nos extraña la degradación a la hermana pobre), siempre ha consistido en dejarse llevar por el desenfreno piscotrópico que proponen sus guiones. Unos cientos de hojas por episodio que materializan sin límite nuestros delirios de escritor más inconfesables y, lo más importante, son autoconscientes de que eso es lo que están haciendo. En este sentido, Ringer viene a ser otro de tantos placeres culpables, pero quizá lo que le separa del resto es que a la serie de SMG (sí de ella, que para eso la produce) no le queda un ápice de vergüenza, y sí unos huevazos de semental, para rebajar (o exagerar, según se mire)  todos sus elementos hasta tocar el verdadero esperpento; el destino al que debe aspirar todo subproducto si quiere dejar una cierta huella en el espectador y entretenerlo a pesar de sus taras evidentes.

Ringer conecta con nuestros más bajos instintos y nos brinda imágenes que apelan a esa necesidad de lo grotesco, como ese grandísimo baúl con cádaver en medio de una fiesta, y en el que nadie acaba repara aun y cuando no para de chorrear sangre; esa coleta postiza tan barata pegada a la cabeza de Bridget/Siobhan, los oros mal colocados; y esa necesidad imperiosa de que todo el mundo sea sospechoso de asesinato. Porque sí, la premisa promigenia que nos vende la serie es que Siobhan Martin se quiere vengar de su hermana gemela ex drogadicta, Bridget Kelly, por haber sido la responsable de la muerte de su hijo en un accidente de cosa, pero, a la vez, hay otras subtramas que también implican persecución y muerte como la del criminal Bodaway Macawi hacia Bridget, o la de Andrew Martin (Ioan Gruffudd) y su socia Olivia (Jamie Murray) hacia Siobhan y, el rizo del rizo, la de la ex de Andrew, Catherine (alucinadísima Andrea Roth)  hacia Siobhan. Eso por no hablar de los cuernos que Siobhan le ponía su marido con el pusilámine del mejor amigo de éste, el proyecto de escritor/experto en braguetazos Henry Butker (Kris Polaha, abonado a The CW tras Life Unexpected), a su vez marido de la mejor amiga de Siobhan, Gemma 'You Whore!' Arbogast, una rica heredera. Y, por si no fuera suficiente ya, a la pobre Bridget le toca aguantar y resolver todos los trapos sucios de su hermana porque... ¡se está haciendo pasar por ella! Al final he acabado por hacer un minidesglose de todo el tinglado, pero estoy dejando de mencionar intentos de fraude y extorsión, hijas rebeldes y borrachas, y otras subtramas ojipláticas que más vale no desvelar.



Si estás buscando locura,  no vayas más lejos, porque Ringer ofrece en una sola entrega todo lo que Shonda Rhimes dosifica en ocho temporadas. Es una serie para mentes muy rápidas... Y no, no es broma. Los guiones, después de todo, parecen salidos de las mejores escuelas de "It's called improvised, bitch". El capítulo veintiuno, de título homónimo, encapsula la esencia de Ringer. Esa improvisación y soluciones de bombero se llevan a un extremo en el que los flashbacks son meras comparsas de última hora al servicio de las tramas y revelaciones más WTF, y del brillo chillón de las interpretaciones de vodevil. Porque SMG ya puede estar orgullosa todo lo que quiera de la supuesta seriedad de su trabajo como las gemelas, pero si el único elemento diferenciador de su actuacíon es que la primera lleva moño (por supuesto, Siobhan, las malas pécoras estiradas siempre llevan el pelo recogido) y la segunda (Bridget), el pelo suelto, ya puede seguir soñando con el Emmy. Igual que el resto del reparto, con un Polaha digno de las canteras de granito de Porriño.

- "That's for sleeping with my husband, you whore!!"

Pero si hay algo que destacar de esta ficción es su querencia por unas líneas de diálogo elaborados en menos de un minuto en los que siempre se hace mención al oficio más viejo del mundo, ése con el que Bridget parece haber coqueteado en el pasado, o simplemente, al zorrerío, las malas artes, y las conversaciones escatológicas. Con semejante material, los responsables de la serie no podían menos que rinderse un autohomenaje y atreverse a titular cada entrega semanal con joyas extraídas de los propios diálogos como "If you ever want a French lesson", "A whole new kind of bitch", "The poor kids do it everyday", "We can get a dog instead", "Shut up and eat your Bologna" "What are you doing ho-bag", "It's easy to cry when this much cash is involved", "Whores don't make that much", "P.S. You're an idiot", "You're way too pretty to go to jail", "If you're an evil bitch just get over it", or el ya mencionado "It's called...".

Con unos pésimos datos de audiencia, por debajo del 1 en las demos, la apuesta retequeculebronera y cutrelux de Ringer estaba sentenciada desde mitad de temporada. Quizá por ello la serie se despojó de todas sus pretensiones, sobre todo, en su último tramo, y nos brindó a los que la seguimos una huida hacia adelante, quemándose a lo bonzo, divirtiendo como las mejores comedias y, para colmo, teniendo la cara de despedirse con un buen cliffhanger. Tenía que ser Shivette.

3 comentarios:

elclubsilencio dijo...

Voy a dejarme de referencias genéricas, como a mí me gusta, con la intención de legitimar Ringer, porque ya sabes que se me ha pirado la pelota con esta serie jeje

Como escribí hace tiempo, me parece loable que The CW intente meterse en el thriller con un giallo a lo Belén Rueda y alguna referencia a Hitchcock (el baúl del muerto y las llamadas telefónicas a lo "qué quieres de mí").

Sin embargo, creo que a la serie le ha hecho flaco favor tomarse en serio, porque precisamente su fuerte es tomarse a la ligera todas sus tramas e intentar olvidarlas lo antes posible. No me he enterado de nada, excepto los dos últimos capítulos, pero me lo he pasado pipa, eso sí, y de eso van los guilty pleasures, no?

Un saludo!

bvalvarez dijo...

Lo que me he podido reír con el capítulo 21. Nunca en mi vida había visto tanto sinsentido, WTF, sobreactuación y tontuna juntos. Pero lo bien que me lo he pasado no me lo quita nadie. Pobre Richard Alpert, salir de la Isla para esto :P

Gonçalo dijo...

Acabo de dar boas gargalhadas lendo este comentário que resume tudo o que penso sobre Ringer. Era uma série tão tão má que simplesmente não podia deixar de seguir (e, confesso, até tive alguma pena quando se confirmou a sua anulação). SMG - a razão pela qual eu, e uma boa parte dos espectadores de Ringer sabiam sequer que esta série existia, era tão banal em Ringer quanto genial em Buffy.