sábado, 25 de junio de 2011

The Killing, ¿la evolución del procedimental políaco?

ADVERTENCIA: No he usado código para esconder los spoilers en esta entrada, así que si no has visto o no has terminado la primera temporada de The Killing, mejor no sigas leyendo.


- "La competencia del destinatario no coincide necesariamente con la del emisor".
- "Generar un texto significa aplicar una estrategia que incluye las previsiones del otro".

Umberto Eco, Lector in fabula (Editorial Lumen, 1981)

La season finale de la primera temporada The Killing (AMC) ha dejado tras de sí una ola de indignación y rajamiento de vestiduras en críticos profesionales y aficionados como no se había visto desde el final de Lost el año pasado, y siempre con los mismos argumentos debajo de cada tecla: decepción y traición. Ambas sensaciones no se darían con esa fuerza a menos que las expectativas en la serie sean muy diferentes a lo que finalmente se ha recibido después de trece capítulos siguiendo las pesquisas de los detectives Sarah Linden (Mireille Enos) y Stephen Holder (Joel Kinnaman) en torno al asesinato de la joven Rosie Larsen, en el lluvioso y deprimente Seattle contemporáneo. Recupero las palabras del semiótico Eco porque esta reacción desaforada vuelve a confirmar una de sus ideas más conocidas: cada texto construye a su lector modelo, o si la adaptamos a esta circunstancia, cada historia audiovisual genera a su espectador modelo.

El conjunto de historias que componen el género procedimental policíaco ha predispuesto a los espectadores al sota-caballo-Rey de la resolución del caso, ya sea a nivel de capítulos autoconclusivos cada semana, o tomando ese caso y extendiendolo a lo largo y ancho de una temporada. De cualquiera de las maneras, el camino siempre apunta hacia un final, a la contestación de la pregunta que desencadena todo el desarrollo. "¿Quién mató a Rosie Larsen?" es la incógnita en esta ocasión, de la misma manera que aquel ya mítico "¿Quién mató a Laura Palmer?" de Twin Peaks, serie con la que The Killing comparte el mismo kilómetro cero.

Veena Sud, showrunner de la serie, admite que la intención aquí era romper con la tradición del policíaco, dejando que el relato se desarrollase con toda la naturalidad posible, libre de las constricciones del género. "Desde el principio sabíamos que no queríamos hacer un show bajo una fórmula. Por lo tanto hubo un montón de discusiones acerca de 'No vamos a hacer el procedimental de 45 minutos'. Entonces dimos un paso atrás y nos preguntamos: '¿Deberíamos hacer una temporada basada en un crimen? ¿Pero eso no es crear otra fórmula, y por tanto otra expectativa, y otra forma de poner un lazo en un regalo y envolverlo fácilmente?'", comenta Sud en una entrevista con Ausiello en TVLine, y recalca a Sepinwall la idea de que The Killing es "el anti-show de policías" y que "hay que deshacerse de las expectativas" porque se trata de una serie "donde nada es lo que parece".

Sin embargo, la planificación de la serie dedicando cada episodio a un día de la investigación cae en los convencionalismos del género, por lo que refuerza el esquema mental de los espectadores, que pensamos que Linden y Holder tenían trece días para pillar al asesino como 20 días/capítulos tuvieron los daneses de la producción original Forbrydelsen. Mientras buscan indicios, vemos cómo la familia de Rosie (Michelle Forbes y Brent Sexton) sufre las consecuencias de la muerte, cómo el caso salpica la carrera a la alcadía de Darren Richmond (Billy Campbell) y cómo afecta a la vida privada de la problemática Linden, madre de familia de un hijo adolescente y con una boda que preparar.

En realidad, el peso de la serie está en los personajes y todo lo que no es la investigación, especialmente en los dos protagonistas, Linden y Holder, que tampoco encajan dentro de la definición de detective tradicional. Ella, con sus pintas realistas de ama de casa que va con el monovolumen a buscar a su hijo al fútbol, y él, un ex adicto a las drogas, con su lenguaje gangsta y pintas de traficante, genuinos que no adquiridos durante su etapa en Narcóticos. Ambos son las estrellas de la serie, como bien se vio en el capítulo 'Missing', el primero de una recta final muy potente que nos llevó hacia el ¿inesperado? 'cliffhanger' de Holder.

No debería sorprender el comportamiento chanchullero de Holder puesto que la serie ya ha ido arrojando pistas sobre la naturaleza este personaje, ya sea a modo de llamadas telefónicas y encuentros extraños, lo que unido a la escasa información que se tiene sobre su pasado, hace que no se trate de una persona muy de fiar. Lo mejor de todo es que pese a su pretendido carácter revelador, la falsificación de la pruebas para inculpar a Richmond por parte de Holder no hace más que crear preguntas acerca de la figura del propio detective y sus motivaciones, y de si estamos ante un peón de una trama de corrupción política mucho mayor que tiene en Richmond a su cabeza de turco.

Habrá que esperar un año para contestar a esta incógnitas y cómo Linden capea el temporal de tener un compañero tramposo, porque, ¿de verdad que alguien duda de que en cuanto se baje del avión no va a coger otro (no va a ser problema de gastar dinero en un avión más viendo los vuelos que canceló durante la temporada)? El hecho de que se quedara quieta en el asiento también ha levantado su polvareda, pero se trata de una reacción de la vida misma, donde deja que su faceta de madre se superponga a su deber por un día. El cansancio en el rostro de una Enos 'emmyble' no es gratuito como tampoco lo es el sufrimiento y posterior abandono del hogar de la Forbes, si bien tanto ella como el resto de personajes no policías pierden en la comparación.

El experimento está lejos de ser perfecto como ocurre con cualquier acción atrevida. En primer lugar, plasma de forma confusa las intenciones de innovar en la organización de la temporada, que adolece claramente del síndrome del chicle estirado y blancurrio con la subtrama del supuestamente sospechoso profesor Ahmed, en la que se notaba demasiado su condición de dispositivo de despiste ya que el asesinato por sí mismo no tenía suficiente sustancia como para soportar tanto encandenamiento de 'cliffhanger' sin salida. ¿Que podría haber sido una temporada de un máximo de 10 episodios en vez de 13? Muy probablemente. En segundo lugar, nos encontramos con una campaña de publicidad con una 'catchphrase' que asienta ideas preconcebidas y que me hace preguntarme si llegará un día en el que los marketinianos de las cadenas trabajen realmente codo con codo con los que crean las historias para que se entiendan bien los mensajes. Irónicas las palabras del jefe del presidente de la AMC, Charlie Collier: "Si hubiéramos podido hacer algo distinto, hubiera sido gestionar las expectativas".

Pero el texto genera a su lector. Si The Killing hizo del 'cliffhanger' un arma recurrente en casi todos los episodios de esta temporada, al espectador se le han ido dando motivos para desconfiar de una season finale cerrada, dándole competencias enciclopédicas para que coopere activamente en la interpretación de la narrativa. Otra cosa es que haya pesado más el texto que son años de tradición en el género, y que se haya desatado la ira porque eso es lo que la mayoría de la audiencia esperaba, modelada por lustros viendo esos 'modi operandi' e, incluso, modelada por unos pocos años de más voz y autoría adquiridas gracias a ese otro texto que son las interfaces de los social media, como no para de machacar mi tutor. Pero ni con esas se puede demonizar a un grupo de gente por querer hacer algo diferente y más en un momento donde no la búsqueda de respuesta a los enigmas no sólo es patrimonio de los procedimentales, sino también de otro tipo de series que, incluso, multiplican esas preguntas. The Killing, partiendo el caso original en dos temporadas sólo ha atrasado la respuesta, pavimentando el camino para una mayor serialización o folletización del género policíaco en la televisión estadounidense.

La lluvia no me echa de Seattle, por el momento.

domingo, 19 de junio de 2011

Glee, se me acabó el 'ship' de tanto usarlo

Uno de los efectos colaterales de seguir una serie que fomente las tensiones sexuales no resueltas entre un par de personajes es que existe una alta probabilidad de que alguien se acabe convirtiendo en un 'shipper' de esa pareja (o 'ship', del inglés relationship, relación). Todo ello deriva en etapas de pasarlo mal hasta que el sueño de verlos juntos se hace realidad, seguidas después de periodos de felicidad absoluta durante los primeros compases de la relación, y rachas de odio amargo hacia cualquier amenaza externa en forma de tercera persona o muerte de uno de los dos (todo por culpa de los malditos guionistas, claro). En definitiva, por pura experiencia, puedo decir que la montaña rusa emocional del 'shipper' no garantiza una salud mental equilibrada durante el tiempo en que la serie esté en emisión. Y eso por no añadir que luego se puede desarrollar un sexto sentido para oler posibles líos en cuanto dos personajes comparten plano por primera vez, con un gran peligro de tornarse en un/a 'shipper whore' (adicto a 'shippear') y empezar 'shippear' a personas con mesas.

Esta introducción sobre el tipo de fan más extendido viene a cuento por la subversión que Glee (FOX), con su continua alternancia de parejas desde la primera temporada, ha representado para el placer culpable de seguir el desarrollo de una relación en una serie. El musical de Ryan Murphy es un fenómeno fan con todas las letras, con sus cualidades de fábrica, música y líos de instituto, diseñadas para azuzar a su potencial base de seguidores adolescentes (y no tan adolescentes). Comprobada la receta del éxito, a partir de ahí, el plan consiste en mantener contentos a esos fans a través de diversas acciones de márketing como la gira de conciertos que los miembros de New Directions están llevando a cabo estos días por diversas ciudades de Estados Unidos y el Reino Unido, la edición de discos y la inclusión de los artistas de moda en el repertorio. Nada que objetar hasta aquí pero, ¿hasta dónde llega el límite de agradar a los fans?

Cuando se escuchan expresiones como 'fan service' o 'pandering' no suele ser en contextos favorables a los creadores de la serie, que se cree están bailándole el agua a los intereses de un sector concreto del fandom de esa ficción. Acusaciones de 'fan service' son muy comunes entre 'ships' rivales como, por ejemplo, los que se forman con los miembros de un triágulo amoroso. El 'ship' perdedor siempre se quejará de que los creadores de la serie tienen preferencia por sus contrincantes, y se pueden encender mechas para guerras de 'ships' en foros. Glee, en su carácter de entretenimiento excesivo, lleva el 'fan service' a sus últimas consecuencias en su segundo año en antena, despojándolo de su razón de ser, convirtiendo en canon cualquier tendencia en boga dentro de su comunidad de fans.

Ya no se trata de dar salida a los 'ships' que nacen de una forma más o menos orgánica y trabajada dentro de la ficción (casos de los Fuinn -Finn/Rachel- , Fachel -Finn/Rachel-, Klaine -Kurt/Blaine- o Brittana - Brittany/Santana), sino también a los más inusitados que sólo podrían darse en el universo alternativo más alternativo (SPOILER ¿Mercedes y Sam tras sólo dos capítulos hablando? WTF! FIN del SPOILER). Esto no es más que otro indicador de que lo que todo el mundo sospechaba y que los propios responsables han confirmado: que la serie se hace sobre la marcha.

En este sentido, Glee es una serie muy meta que se aprovecha de su propio contexto de fans para mostrarlo y parodiarlo en los guiones, pero al mismo tiempo arruina esos estados de ánimo disparatados que enuncio al principio del post y que son parte de la diversión del 'shipper'. A los fans les gusta que les escuchen (como esos guiños o gags que se gestan en las comunidades y luego pasan a la pantalla), pero no todas las ideas deberían ser escuchadas. Los propios fans son conscientes de ello: hay cosas que pertenecen al fandom y no deben salir de ahí. Igual es que pertenezco a una generación de masocas, pero no me gusta que me lo den todo hecho en ficción. Sin llegar a los niveles de sufrimiento histórico de Sculder, no hay 'ship' que sin sufrimiento no venga.

martes, 7 de junio de 2011

Doctor Who 3, los orígenes del Señor del Tiempo

Después de las dos primeras temporadas de la nueva etapa de Doctor Who no podía esperar a hincarle el diente a una tercera entrega que venía con, al menos, tres importantes novedades bajo el brazo. La primera de ellas, atañe nada menos que a la introducción de una nueva acompañante para el viajero en el tiempo: la estudiante de medicina Martha Jones (Freema Agyeman), un personaje muy diferente del que nos habíamos acostumbrado con Rose Tyler, la chica de barrio que sigue anquilosada en el recuerdo de muchos fans tras esa season finale en la bahía del Lobo Malo. La segunda tiene que ver con una apuesta mucho más decidida por parte de Russell T.Davies en seguir profundizando en temáticas menos amables y en el pasado del Doctor, mientras que la tercera está vinculada a una notable mejora en los efectos especiales, fruto de un aumento en el presupuesto de la serie.

El salto en la calidad visual es evidente desde el especial de Navidad 'The Runaway Bride' (3x00), donde tenemos el placer de conocer a Donna Noble, hasta 'The Last of The Time Lords' (3x13), cierre de una temporada donde unos Daleks evolucionados comparten protagonismo con arañas humanoides gigantescas y, sobre todo, con la Familia de la Sangre y los Ángeles Llorones. Dejando a un lado los tradicionales saleros malignos, estas dos nuevas amenazas episódicas son una buena muestra de la complejidad que empiezan a tomar las tramas, planteando retos más difíciles de resolver para el personaje interpretado por David Tennant que, por ejemplo, aquellos Slitheen y sus problemas de ventosas.

No es ninguna casualidad que los tres capítulos en los que intervienen estos nuevos 'malos' sean unos de los más destacados de esta tercera etapa. Así, el díptico 'Human Nature' y 'The Family of Blood' (3x08-09) ahonda en la naturaleza trágica del personaje y lo humaniza hasta el punto de hacerle dudar de su propia identidad y misión en el Universo. Se trata de dos episodios muy emocionales a los que le sigue una pequeña joya de terror psicológico llamada 'Blink' (3x10), que no en vano se ha ganado la fama a golpe de pestañeo. Steven Moffat, el actual jefe creativo de la franquicia y guionista del episodio, aprovecha la libertad que da la implantación por temporada de una hora sin el Doctor para jugar con miedos muy básicos y las paradojas temporales. También nos regala a una Carey Mulligan en la piel de la intrépida Sally Sparrow, personaje con suficiente carácter como para desplazar al Doctor y a Martha a un segundo plano sin que se note demasiado. La aparición de futuras caras conocidas como Mulligan, nominada al Oscar por An Education; Harry Llyod, el desquiciado Viserys Targaryen de Game of Thrones; y Andrew Gardfield, el nuevo Spider-Man y secundario en The Social Network, es otra de las curiosidades que se desprenden de esta temporada, en general.

Pero como ya he dicho, en este tercer acto empezamos a conocer un poco más acerca de los orígenes del Doctor: el nombre del planeta del que proviene, Gallifrey; cómo era la vida para un señor del tiempo cualquiera antes de que los Daleks destruyeran ese mundo, y por qué él no corrió el mismo destino que sus iguales. En realidad, a lo largo de los trece episodios se van arrojando pistas, muy en la línea de aquel meme "Bad Wolf" de los dos primeros años, que nos llevaran hacia una revelación similiar a la que encontramos en Superman II, pero esta vez con el actor Jon Simm en la piel del General Zod particular del universo whoviano. Una némesis, de la que me reservo su nombre, a la que se le pone solución de un forma un tanto facilona en contraste con el tono adquirido durante el tridente de episodios que clausuran la temporada, nada condescendientes con las habilidades del Doctor y lo que es más importante sembrando por primera vez la duda en un espectador hasta entonces optimista como la sonrisa del Capitán Jack Harkness.

En esta línea de descubrimientos, el yankee vuelve a hacer acto de presencia para, además de echarle un mano mágica al Doctor, hablarnos de su paradero actual y la verdadera razón por la cual puede protagonizar su propio 'spin-off' sin ningún problema, hacernos confesiones muy impactantes y resolvernos cabos sueltos de su serie. El misterio construido alrededor de un personaje como Harkness y su anclaje con Doctor Who es el principal motivo por el que no concibo Torchwood como una serie derivada más. Dicho de otro modo, el desarrollo del héroe encarnado por John Barrowman se extiende a través ambas series, con puntos fundamentales en Doctor Who, por lo que no basta con limitarse a consumir sólo Torchwood. De lo contrario, se pierde mucha información valiosa por el camino a menos que se opte por leer el wiki de turno. Tanta es la dependencia de Torchwood con Doctor Who (que no al revés, que por algo es la serie madre), que lo más recomendable es intercalar el visionado con las aventuras de nuestro alienígena de más de 900 años, sin riesgo de destripes, como parte de un amplio Whoverso expandido, en lugar de verlas en bloque por separado.



¿Y qué decir de la 'companion' Martha Jones? No porque la deje en último lugar significa que ya me estaba olvidando de ella... Me costó adaptarme a la muchacha, para qué mentir. El Doctor es un tipo fascinante, pero tanto arrastramiento por su persona no puede ser bueno. Pero, al mismo tiempo, poco a poco, se empatiza con ella en su búsqueda de afecto en un Doctor bastante amargado por las circunstancias en las que lo conoce. Se nos presentó como una niña de familia acaudalada, sin circunstancias aparentes que la empujaran a adentrarse en el torbellino del Doctor. Al final, superó la prueba con nota, tirando de ciencia humana para sacar de más de un embrollo al inquilino de la TARDIS y encandilando a Shakespeare entremedias. Porque si de algo puede presumir Miss Jones es de mucha, mucha cabeza... tanta como para decir "me bajo de la nave" cuando toca.


Actualización:

Si alguien se atreve a seguir el Whoverso a partir de 2005 en orden (vale mucho la pena, de verdad), voy a dejar tres propuestas de guías en función de la exhaustividad que queráis imprimirle a la tarea:

I. Nivel básico: mezcla temporadas de Doctor Who y Torchwood. En Carrusel de Series y El Diario de Mr. MacGuffin.

II. Nivel experto: intercala episodios de Doctor Who, Torchwood y, además, Sarah Jane Adventures, siendo muy fidedigno al orden de emisión original. En El condensador de fluzo.


En algunos de estos enlaces todavía falta por incluir las actuales temporadas de las tres series, pero son un buen referente para empezar.

miércoles, 1 de junio de 2011

The Good Wife Bloggers Day: Los personajes recurrentes


Esta entrada libre de spoilers pertenece a la colección The Good Wife Bloggers Day, una iniciativa en la que hemos tomado parte unos cuantos blogueros locos por esta serie, que ha completado una temporada espectacular en su segundo año en la parrilla de la CBS. Como nosotros, Alicia Florrick está ahí fuera esperando a que le des una oportunidad y te conviertas en un 'florrickero/a' de pro. Para situarte, y saber más sobre el resto de temas que tratamos, acude aquí.

Espero que antes de leer este entrada os hayáis pasado antes por los posts de Rebeca y Elsa y compañía, puesto que lo que vais a encontrar es una continuación del eje central sobre el que se construye una serie como The Good Wife: los personajes. Sin embargo, aquí no nos vamos a parar a hablar de la protagonista, Alicia Florrick, o con los que se relaciona todos los días, sino de esos tipos que tan pronto como vienen, se van hasta nuevo aviso, muchas veces sin que nos aprendamos sus nombres. Nos referimos a los personajes recurrentes, unos activos valiosísimos en la ficción creada por Michelle y Robert King ya que sobre ellos descansa gran parte del peso de las tramas autoconclusivas de la serie. Por esta resposabilidad, los recurrentes en The Good Wife, a diferencia de otros de su clase, no pasan desapercibidos y exhiben una personalidad arrolladora o peculiar que nada tiene que envidiar a la de los personajes en nómina. Son como las hormigas obreras que se encargan de hacerle el trabajo sucio a la reina, pero que si no fuera por ellas, tampoco habría una colonia digna de la que presumir. Vamos a dar, pues, un repaso por las 10 mejores hormigas "in my (humble) opinion":


10) Becca (Dreama Walker)
Filiación: Familia Florrick/Eli Gold.
Vista por primera vez en: ' Threesome' (1x09).Becca es la típica amiga del instituto de tu hijo mayor o hermano pequeño que deseas con todas tus fuerzas que se mude a otra ciudad. Y bien lejos, si puede ser. Una compañía altamente tóxica e interesada, esta pequeña zorrilla puede meter al enano en más de un lío, pero gracias a sexto sentido para la malicia a temprana edad puede ser de ayuda para que aprenda algo de latín. Eso sí, todavía le queda mucho que copiar de maestros como Eli Gold.


9) Glenn Childs (Titus Welliver)
Filiación: Fiscalía del Estado.
Visto por primera vez en: 'Pilot' (1x01).
El colega de trabajo que se pirra por ocupar tu lugar como jefe y no parará de ponerte zancadillas hasta conseguirlo. Así es Glenn Childs, un segundón que se beneficia de la caída en desgracia de Peter Florrick, pero que hace todo lo posible por ocultar sus propios trapos mugrientos, utilizando las artes más rastreras que existen en política para lograr sus objetivos. Si el pobre Gargamel existiera en el universo de The Good Wife, sería Childs, siempre acompañado por su gato Azrael particular: el ayudante Matan Brody (Chris Butler).


8) Colin Sweeney (Dylan Baker)
Filiación: El banquillo de los acusados.
Visto por primera vez en: 'Bad' (1x13).Un excéntrico y sádico de mucho cuidado, a Alicia le costó lo suyó llegar a conectar con su defendido, Colin Sweeney, un ricacho que se había salvado por los pelos de ser condenado por matar a su mujer, y que volvía al banquillo por un asunto bastante más peregrino. La actuación ambigua de Baker y los comentarios llenos de sarcamo de su personaje nuncan da pistas de si realmente cometió el asesinato o no, por lo que para saber la verdad sólo queda ver el episodio.


7) Lana Delaney (Jill Flint)
Filiación: FBI/Colaboradora de Kalinda.
Vista por primera vez en: 'Unprepared' (1x08).
Kalinda Sharma, como buena investigadora, tiene contactos en todos los barrios, incluido el FBI, en el que trabaja la agente Lana Delaney. Enfundada en un conjunto ejecutivo y tacones, una media sonrisa suya implica que estás a punto de conseguir la información que quieres, pero cuando alargas el brazo para coger el sobre, probablemente dentro haya una proposición indecente que pone a prueba tu voluntad y ética profesional.


6) Nancy Crozier (Mamie Gummer)

Filiación: Abogados rivales colegiados en Los Mundos de Yupi.
Vista por primera vez en: 'Bad' (1x13).¿No os pasa a veces que al conocer a alguien os preguntáis cómo logró sacarse siquiera la educación básica? La misma pregunta puede hacerse todas las veces que vemos a Nancy Crozier dirigirse al jurado durante un juicio. Pero ahi donde la véis, la amiga es capaz de poner contra las cuerdas al equipo de Lockhart & Gardner, a pesar de que se pase las vistas dibujando corazones en los márgenes del folio.


5) Owen Cavanaugh (Dallas Roberts)

Filiación: Familia Florrick.
Visto por primera ver en: 'Breaking Fast' (2x03).
Hay hermanos con los que tienes tus más y tus menos, que suelen aparecer para darte la vara en el momento más inoportuno, y luego están esos que, aunque sigan teniendo un poco que afinar el sentido del 'timing' siempre acuden a tu rescate para devolverte el sentido y ponerte a andar, o echarte una mano con los críos. Owen, desde su cátedra en la universidad, es todo esto y más para Alicia en los momentos duros.


4) Lemond Bishop (Mike Colter)

Filiación: Crimen organizado.
Visto por primera vez en:
'Fleas' (1x16).
En la delgada línea que separa las buenas intenciones con los más turbios asuntos, se mueve como Pedro por su casa el traficante Lemond Bishop. Su dinero pasado por lejía tiene ramificaciones que llegan hasta los rincones más insospechados por la audiencia, y siempre dispone de un plan B para cuando la justicia se le acerca demasiado. Cumple perfectamente con el arquetipo de delincuente con tacto y cerebro.


3)
Kurt McVeigh (Gary Cole)
Filiación:
Perito en balas y armas de fuego.
Visto por primera vez en: 'Bang' (1x15).
En las distancias cortas, el experto Kurt McVeigh puede parecer uno de esos tipos duros chapados a la antigua, huraño, machista y con cero habilidad para la ironía y la conversación de altas pretensiones... hasta que Lockhart & Gardner acude a él para que rastree el origen de una bala después de un tiroteo. Nunca ser fan de Sarah Palin había resultado tan útil para garantizarse una cena en buena compañía.


2) Patti Nyholm (Martha Plimpton)

Filiación:
Abogados rivales sección Sin vergüenza.
Vista por primera vez en:
'Crash' (1x05).
Desde que la letrada Patti Nyholm se coló por la pequeña pantalla es imposible no desconfiar de aquellas embarazadas y madres al cederles su asiento reservado en el trasnporte público. Mientras que tener hijos es sinónimo de quebradero de cabeza para algunas mujeres durante los nueve meses que dura el embarazo o el resto de su vida, ella no duda en sacarle partido a esta circunstancia para arañar un acuerdo de mínimos in extremis y poner de los nervios al contrincante.


1) Louis Canning (Michael J. Fox)

Filiación: Abogados rivales sección Las apariencias engañan.
Visto por pimera vez en:
'Poisoned Pill' (2x06).
Si sientes compasión por Luois Canning, estás perdido. Uno podría llegar a pensar que, por su discapacidad, este brillante abogado tiene ciertos estándares y se dedica a luchar por los intereses de los menos poderosos. ¡Ja! No sólo está lejos de eso, sino qu, como Patti, tampoco tiene escrúpulos para aprovechar al máximo para su trabajo su condición personal y, de paso, hacerte sentir mal por haber dudado (con razón) de él.


The Good Wife es una serie tan rica en este clase de caracteres que jueces como Abernathy (Denis O' Hare, True Blood) o defendidos tan interesantes como Natalie Flores (America Ferrera) necesariamente se ha quedado por el camino por una simple cuestión de espacio. Por eso, ¿qué otros personajes recurrentes incluiríais en la lista?

(Si vais a dar detalles en los comentarios, por favor, avisad de posibles spoilers).


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