jueves, 16 de diciembre de 2010

Y ahora, ¿qué?

AVISO: Si haces una radiografía de este post te vas a encontrar con un montón de spoilers de la primera temporada de The Big C.

A la lista de nominadas a mejor actriz de comedia de los Globos de Oro de este año sólo le faltó Mary Louise Parker para que Showtime acaparase, más aún si cabe, el territorio con sus personajes borderline. Me sorprende ver a Lea Michele (Glee) en su lugar, a sabiendas del subidón de adrenalina que supuso la sexta temporada de Weeds, aunque para subidones de tensión, azúcar, colesterol o, si queréis de sustancias dopantes, está la categoría de mejor intérprete femenina de drama, que, con Piper Perabo, ahora mismo se encuentra bailando encima de la barra de un antro cutre, en lo que se ha convertido en el WTF de la edición de este año. Pero no voy a aprovechar las nominaciones a estos premios para hacer una hoja de queja con este post, sino para limpiar el polvo que estaban cogiendo mis impresiones acerca de The Big C. La serie cuya primera entrega ha aupado a Laura Linney como la nueva pretendienta del trono de la comedia, frente a antiguas como sus compañeras de canal, Edie Falco (Nurse Jackie) y Toni Colette (United States of Tara), la inamovible Tina Fey (30 Rock) y la mencionada Michele.

Si nos ponemos en plan purista lo cierto que es que las divas de Showtime deberían ir en un cajón aparte, porque las comedias que protagonizan están ensombrecidas con un buen colorante de drama, una premisa que en The Big C se cumple al 100%. Ya comenté acerca del piloto que la acidez de su propuesta la diferenciaba de cualquier otra historia sobre el cáncer. Pues bien, al final la serie ha acabado por meter el pie demasiado pronto en el melodrama, ese género tan dado a la lágrima y ha abierto el interrogante de qué tono va a predominar el año que viene.

Durante los trece episodios (no sé por qué pensé en su día que iban a ser sólo ocho...) que conforman esta temporada, The Big C ha demostrado ser más blanda de lo que vendían o queríamos creer al principio. Más blanda y blanca que Nurse Jackie, que parecía exactamente eso al principio de su andadura. De todos modos, esto no significa que la serie se haya convertido de repente en un producto Disney, sino que conforme acercaba la season finale, la mala baba poco a poco se iba desvaneciendo del personaje de Cathy Jamison y sólo quedaba su hermano, Sean, para defender esa causa, aunque también acaba siendo domado de alguna manera. ¿Cuestión de expectativas no cumplidas? Puede.

La sensación que deja el visionado es la de una Cathy que vuelve al redil de lo políticamente correcto, después de desvelar a su familia el cáncer de piel que padece. Una meta a la que seguramente iba a acabar llegando, pero no se esperaba que fuera en ese momento. Del mismo modo que Paul, el insufrible marido debía seguir más tiempo fuera de casa, y Marlene, la vecina gruñona con Alzheimer no debería haberse pegado un tiro. ¡Encima como reacción a la única escena en la que Paul ejerce de padre responsable! Vaya manera de desperdiciar al personaje secundario más sólido de lo que llevamos de serie. Es en las escenas que Cathy comparte con Marlene donde vemos un retrato genuino de la protagonista y cómo actúa con su enfermedad. Marlene, una paciente como Cathy, se convierte en una igual a la que no le debe explicaciones, y en esas circunstancias permite ver el lado más sincero y crudo del personaje de Linney entre tanta pose de niña caprichosa que la actriz borda.

El punto dulce lo pone la relación con su hijo Adam, que empezó siendo un niñato, y que alcanza su clímax en el último capítulo, en una estampa tan emotiva como impactante, con el chico dentro de un garaje de alquiler lleno de regalos para aquellos cumpleaños suyos en los que Cathy no va a estar. El tira y afloja de madre e hijo ha sido continuado a lo largo de toda la temporada, pero, al igual que ocurre con Marlene, Cathy se desfrivoliza cuando se trata de su hijo.

La evolución de Adam ha sido la más coherente con la trama y menos forzada de todos los personajes secundarios, el eslabón más débil de una serie en el que el peso de la protagonista es gigantesco desde el primer episodio. En general, los guionistas se han dado prisa en redimirlos a casi todos, como si ellos, y no Cathy, fueran los que andaban cortos de tiempo. Desde el cansino de Paul, que intenta ser un pesado adorable (ni de coña) tras enterarse de la enfermedad de su mujer, hasta Sean, que deja preñada a Barbara (qué bueno tener a Cynthia Nixon de vuelta) y, en consecuencia, decide dejar de escarbar en el contenedor un poco menos. Otros aportes como Andrea, la alumna de Cathy, y el doctor Miller terminan la temporada menos aprovechados de lo que prometían.

The Big C despide su primera temporada con el contador a cero, sin conflictos aparentes, y sembrando la incertidumbre de si veremos una serie completamente distinta en su regreso.

5 comentarios:

satrian dijo...

Que ganas tenéis de personajes extremos en Showtime, porque no puede haber alguno que no sea tan ácido y corrosivo, me parece una gran serie y Laura Linney está increible, edulcorada, blanda, no lo creo, simplemente no llega al punto borderline que acostumbran otras series de la cadena, por mi parte espero con ganas la segunda temporada.

Un telespectador más dijo...

A mi esta primera temporada me ha encantado, y aunque es cierto que podian mantener más ciertas caracteristicas de los personajes, spero con muchas ganas al segunda temporada.

Que llorera con el final, y que lástima lo de Marlene porque era muuuy grande.

Saludos!

OsKar108 dijo...

Estoy bastante de acuerdo con Satrian, no todos los personajes de Showtime tienen porque ser "lo peor", a mi me ha convencido bastante esta 1ª temporada, aunque lo de Marlene me fastidió mucho, era de lo mejor de la serie.

¡Saludos!

Sandro dijo...

Showtime cada vez se esta superando más!! le está casi quitando el reinado a HBO si es que no se lo ha quitado ya!!

The big c...tengo que ponerme a verla!

Saludos!

Jaina dijo...

Satrian: Yo a Cathy no le pido que sea tan borderline como su compis de canal, lo que pasa es que nos vendieron que ago de mala leche sí tenía, y, al final, eso se ha ido diluyendo poco a poco.

Telespectador y Oskar108: Lo de Marlene duele mucho! En serio, se han cargado al mejor personaje!

Sandro: Es algo diferente a lo que suele hacer el canal. HBO ha recuperado bastantes posiciones con Boardwalk Empire.