viernes, 27 de noviembre de 2009

Tratamiento: Dos meses de baja

CONTENIDO: 100% spoilers de lo que llevamos de sexta temporada de Grey's Anatomy

Como bien explica MacGuffin en este post, estos días las producciones se afanan en lanzar sus capítulos especiales de fiestas donde todo es amor, felicidad y trompetillas, y Grey's Anatomy, que sabe manejar el drama como nadie, se ha ido de minivacaciones dos meses sin escatimar en papel de oro, muérdago y... sorpresitas. ¿Para qué hablarte de sólo una fiesta si puedo enganchar con las siguientes y, claro, de paso liarla parda? Porque de sobra es sabido que cuando unos cuantos se sientan alrededor de la mesa siempre hay un conflicto dentro del pavo.

La sexta temporada empezó con un episodio doble de esos que incitan a no pisar una sala de operaciones 'nunca máis' porque no puedes aguantar el olor de la sangre. Pero era de esperar un acontecimiento así tras un verano que dejó claro el amor inexistente entre T.R. Knight y Mama Shonda Rhimes. Después, vivimos una ascensión al Tourmalet con unos capítulos memorables donde se jugó al Cluedo con los residentes del Seattle Grace y los nuevos llegados del Mercy West, y se centró el objetivo en la rebeldía de Derek contra el cada vez más absurdo Chief, y en la candidez de Arizona, que definitivamente ha demostrado por qué se convirtió en un personaje regular.

Con Meredith en segundo plano por la maternidad de Ellen Pompeo, e Izzie desaparecida y despedida porque Katherine Hiegl quiere ser la nueva novia de América, la serie ganó en frescura. Hasta hemos recuperado las salidas grotescas de Christina (esos diálogos puyosos con Alex a la hora de comer...), que, a su vez, ha recuperado a un 'cardio god' (más bien, 'godess') que le ha devuelto la pasión por operar, pero que también supondrá un reto a su relación con Owen.

Me gusta el colegueo entre Bailey, Callie y Sloan. Sin embargo, mi principal queja viene a propósito de éste último. Me ha gustado ver su evolución de capullo mujeriego a tío enamorado de Lexie 'Little' Grey, pero después de ver el décimo y último capítulo antes de la vuelta de la serie el 14 de enero, se han disparado todas las alarmas, como ya pasó en la pasada temporada. Entonces, en medio de tribulaciones fantasmales, se rumoreaba con la aparición de un hermano secreto de Meredith. La idea desde luego no ha caído en saco roto, pues al bueno de Mark le han agenciado una hija igual de secreta, con nombre de pila Sloan, en un giro argumental que homenajea a los mejores culebrones familiares. En serio, se llama Sloan... y está preñada. Yo aún no salgo de mi asombro.

Todo personaje necesita retos que les hagan evolucionar, y Mark no escapa a la norma. Aunque el hecho de tener una hija perdida por ahí no chirría viendo el currículum del cirujano, el movimiento se antoja precipitado. Aún no han explotado suficientemente lo suyo con Lexie, que ahora lo convierten de golpe en padre y futuro abuelo. Demasiado para el body, incluso para uno como el de Sloan padre. Eso sí, la llegada de Sloan junior no puede estar exenta de mal rollo y piques entre ella y su madrastra Little Grey. ¡Que casi son de la misma edad!

Por eso, cuando vienes de una etapa movidita, se agradecen los parones de series. En la mayoría de las ocasiones, son un engorro porque significa estar separados de nuestros amores catódicos durante un tiempo, ahora bien, también es verdad que nos ofrecen una oportunidad inmejorable para borrar capítulos de la lista de pendientes. No se debe fomentar el síndrome de Diógenes seriéfilo. Además, desde el punto de vista de la calidad, los guionistas aprovechan para pulir aristas y corregir errores.

Veremos cómo Shonda y su séquito se las apañan para mantener el nivel después del parón.

PD: Gracias a Antara Adachi y a Torpedama por el premio 'Princess' :)

lunes, 16 de noviembre de 2009

Midley Season: "Ya se lo dije a Joss"

Cuando publiqué el anterior post, sobre la baja de Eastwick en las filas de la ABC, no pensé que la FOX fuera a mandar al patíbulo ese mismo día a alguien que ya llevaba demasiado tiempo esperando su sentencia: Joss Whedon. La blogosfera seriéfila coincidió en destacar la misericordia de la cadena de News Corp. hacia Dollhouse, pero era 'vox populi' que la gracia no le iba a durar más allá de esta temporada. "¿Quién le mandaría a Joss mezclarse con zorros?", se pregunta por teléfono, la periodista especializada, Midley Season, desde su retiro de las Islas Caimán, en el que recaló tras una crisis de ansiedad durante los 'upfronts' de mayo.

Series a la parrilla: ¿Volverá pronto a su columna semanal, Midley?
Midley Season: No, no lo creo. Necesitaba unas vacaciones, sabes? Quince años en el negocio soportando las amenazas de esos indeseables como Cliff Hanger... ¡Yo fui la primera en denunciar el daño que los métodos de los cancelaseries están haciendo a la industria! ¿Y cómo me lo han pagado mis jefes? ¡Reduciendo las líneas a mi columna y obligándome a entrevistar a Charlie Sheen!

SP: ¿Puedo entender que sus jefes se han vendido?
MS: Eso lo dices tú, no yo. Yo sólo digo que es inadmisible el poder que ha ido ganando este tipo de asesores, como ellos se autoproclaman. ¡Eufemismos!

SP: A pesar de su retiro, seguro que está al tanto de los últimos movimientos...
MS: Que me levante todos los días a mediodía no significa que no esté enterada. Sé lo que le pasó a Joss, porque, ¿es eso a lo que te refieres, no? Acabo de hablar con él por videoconferencia. Una pena, pero que nadie, especialmente sus enemigos, piensen que está llorando abrazado una silueta promocional de Eliza Dushku. Él sabe salir de estas situaciones.

SP: ¿Lo dice por Firefly?
MS: Lo digo por Firefly, aunque en este caso los zorros no se han ensañado como en aquella ocasión. Recuerdo que escribí diez artículos criticando la cancelación de la serie. Muchas veces le he dicho a Joss en qué estaba pensando cuando le ofreció el proyecto a FOX. "¿Estas colocado? Rupert Murdoch es la Boca del Infierno", creo que le solté cuando me lo contó. Pasan los años y sigo sin entenderlo, la verdad.

Creando la serie 'incancelable' para Joss

SP: ¿Y qué le parece que vaya a dirigir un episodio de Glee?
MS: Apaga y vámonos si no se lo hubiesen ofrecido. Los musicales se le dan muy bien. Cómo disfruté con Doctor Horrible y, claro, con 'One more, with feeling' de Buffy, faltaría más.

SP: Deja claro que es una chica Whedon pero, ¿le gusta la serie?
MS: Si te sirve como respuesta compro todos las canciones en iTunes y le he mandado mis felicitaciones a Ryan [Murphy] vía Twittter.

SP: ¿Debemos suponer que, a pesar de este descanso, se mantiene activa de alguna manera a través de este medio?
MS: ¡Por supuesto! Midley Season no se acaba en una columna, es más, desde aquí puedo ser mucho más combativa a favor de las series que deben seguir adelante.

SP: Con todo el respeto, ¿no cree que está dando la razón a aquellos que la tildan de abogada de pleitos pobres? Las series de Whedon, Arrested Development, Veronica Mars... usted hizo campaña por todas ellas. Hasta ha defendido a Southland (ex NBC) estos últimos días.
MS:
Que TNT haya recogido a Southland ha sido una satisfacción tan grande como que la misma ABC haya cancelado Hank. A veces se consiguen cambiar algunas cosas. Ahora mismo, estoy empezando un movimiento para salvar Fringe. Más vale prevenir que curar, ya se sabe.

SP: ¿Por qué dice que está descansando en su casa de Las Caimán cuando está en realidad haciendo todo lo contrario?
MS: ¡Pero si 'twittear' es estar de vacaciones!

PD: Aprovecho para volver a dar gracias, esta vez en el blog, a The TV Slayers por la cita en su último podcast :)

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Contrahechizo

Los contrahechizos para combatir la magia negra que ha venido practicando la audiencia con Eastwick no le han servido de nada a la ABC para mantener a flote este drama 'hoccus poccus', resultado de un cruce maligno entre Desperate Housewives y la famosa película de los ochenta. Eso sí, la cancelación se producirá tras haber cumplido cada una de las fases del conjuro, por lo que se producirán y emitirán los trece episodios que se habían encargado en un principio. Ya se sabe que jugar con 'meigas' es tentar al gafe de por vida, y no es plan de enfadar a los aproximadamente cuatro millones y medio de 'trasnos' que veían la serie, según el Libro de las Sombras.

Los pobres datos que ha venido marcando en el target comercial, los miércoles a las 10 de la noche, con un rating alrededor del 1,5 por ciento, sin duda dan la razón a la cadena de Disney para archivar la serie protagonizada por Rebecca Romijn, Lindsay Price y Jamie Ray Newman. A su favor hay que decir que tuvo el mal fario de ser programada en la misma franja que uno de los tótems de la CBS, CSI: NY; pero al mismo tiempo, la crítica se ha divertido haciendo vudú con ella, por insípida e incapaz de ofrecer nada medianamente atractivo.

Con esta noticia, la ABC se une a The CW y a la cada vez más desplumada NBC (veremos en qué acaba la compra del grupo NBC Universal por parte del gigante del cable Comcast) en la terna de 'networks' que han finiquitado alguno de sus estrenos en lo que llevamos de cosecha televisiva. La cadena del Abecedario ha cuidado un poco las formas a la hora de cerrar Eastwick, ya que simplemente se ha limitado a no otorgarle a la serie el derecho a temporada completa, algo que también ha hecho Peacock con Trauma. El drama paramédico a lo Michael Bay también se apagará tras los trece episodios que se suelen contratar al inicio de la 'season'.

Ya vimos que The CW no tuvo tantos miramientos y devolvió toda la colección de The Beautiful Life sin haberla sacado casi del camión. Mientras, la CBS se ha aliado con el brujo que supuestamente le hace la puñeta a Cristiano Ronaldo, y tiene la casa protegida para bastante tiempo, así que sólo nos falta saber cuándo actuará Aquella que No Debe ser Nombrada. Ya tarda para lo que acostumbra.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Glocalismos y panaceas

El pasado tres de noviembre unas cuantas naves nodrizas llegadas de otra galaxia se posaron sobre las principales ciudades del mundo. A través de ellas, una mujer aparentemente humana lanzó un mensaje de paz y atención médica universal para todos los habitantes de nuestro viejo planeta, que aplaudieron con júbilo sus palabras.

Esta explosión de alegría se ha convertido en una de las secuencias más criticadas de la premiere de V, la actualización de la mítica serie de los ochenta que la ABC por fin ha emitido tras meses y meses de asedio promocional. El piloto se consume en un suspiro y sale ileso de la tarea de hilar y sintetizar una importante cantidad de información que en el original, según tengo entendido (los lagartos me pillaron casi gateando), se extiende a largo de una miniserie. Sin embargo, no es mi intención hacer crítica del capítulo en sí, sino reflexionar, a propósito de los citados aplausos, sobre algunas de las cuestiones de fondo que aparecen en el mismo y que también se ha detectado en otras producciones como FlashForward.

Ambas series comparten un punto de partida idéntico, un acontecimiento de proporciones mundiales que perturba la rutina de un día determinado, y una reacción neutra o positiva ante esos hechos por parte de la población. En FF, por ejemplo, vemos que los personajes aceptan muy fácilmente las consecuencias del desvanecimiento, mientras que en V no es sólo aceptación sino alegría por la llegada de los visitantes. Por eso , el principal 'pero' que se les ha achacado a los dos pilotos ha sido la falta de crítica, recelo o, incluso, miedo con los que la población se ha enfrentado a la realidad. En otras palabras, ¿es normal tanta normalidad? Mientras que en FlashForward resulta más difícil justificarla (¿a quién beneficia el 'blackout'?), en V, por el contrario, la trama se apoya en algunos temas que hacen comprensible tanta euforia.

Si Battlestar Galactica escogía la metáfora para denunciar ciertos temas del mundo contemporáneo, V, por el contrario, mata la metáfora. De sobra son conocidos los planes de Barack Obama para implantar unos servicios médicos universales en los Estados Unidos, eso que aquí en Europa nos parece tan básico y lógico después de décadas al cobijo del Estado del Bienestar.

Pero las implicaciones del 'lagarto samaritano' que nos presenta van más allá del país de las barras y estrellas, puesto que la consecución de algunos de los Objetivos del Milenio para el Tercer Mundo se asocian a la existencia de una sanidad gratuita o la erradicación de las guerras. Después de años de decepciones tras las promesas incumplidas de las élites y sus intereses, ¿cómo la inmensa mayoría de la población mundial va a decir que no ante algo que les ofrece lo que sus gobernantes no? Por eso, en el piloto queda reflejado el sentir de esa mayoría descontenta, aunque ocurre lo de siempre en una producción estadounidense sobre un acontecimiento global: exceso de localismo.

No obstante, que la buena acogida de las personas de pie a los visitantes quede justificada por una situación de hartazgo o desesperanza (típicas circunstancias en el ascenso de poderes totalitarios, por cierto), eso no es motivo suficiente para que el capítulo no se digne en mostrar la opinión de la comunidad internacional, de los líderes que se ven desplazados del centro de influencia por los recién llegados. Mientras que el piloto aumenta en verosimilitud porque describe una reacción ciudadana realista hasta cierto punto (podemos discutir si los aplausos son necesarios), al mismo tiempo pierde enteros por omitir a las élites políticas, que son las que deben recelar y actuar en un primer momento por la cuenta que les trae. Precisamente, por omisión debemos pensar que también están encantados con los visitantes.

Tengo una oferta que no podrá rechazar

Y qué decir sobre el retrato de medios de comunicación, el elemento de resistencia por antonomasia; si falla la política, allí están ellos para hacer crítica. Nada de eso, son los primeros en hincar sin rechistar la rodilla ante Anna (Morena Baccarin). Una cosa es venderse al mejor postor de entre los humanos, como todos sabemos, pero, ¿también a los extraterrestres? Sabía que mi gremio estaba en crisis, pero no tanto.

Con este panorama, el único elemento de resistencia que queda es una sociedad secreta de ciudadanos, otra élite, aunque con un núcleo más contracultural o subversivo, sobre la que recaerá el peso de despertar al resto, prensa y líderes incluido. Llegados a este punto de no retorno, lo lógico es que veamos otras iniciativas parecidas en el resto del mundo, y no sólo en Nueva York como es el caso. No tiene sentido que ante las audiencias globales que alcanza hoy en día la ficción usamericana, sigan intentando focalizar todo en su territorio o una ciudad, y más con las pretensiones de las historias que manejan.

Para terminar me gustaría volver a FlashForward. Si bien, ésta refleja la función de las élites de poder e influencia un pelín mejor que V, falla a la hora de escoger a su protagonista. ¿Por qué lidera la investigación la delegación regional del FBI en Los Ángeles, y no el FBI? ¿O la misma CIA, que trabaja en el extranjero?

martes, 3 de noviembre de 2009

Theodore, Teddy, Ted...Tedio

Si tuviera que medir mi grado de satisfacción con cada una de las cuatro temporadas que he visto hasta la fecha de How I met your mother (CBS) no dudaría dos veces en recurrir a la regla de los apodos:
  1. Coge a cualquier personaje. Mejor si es el que más odias o el menos carismático de todos.
  2. Transfórmale el nombre, según lo que hayas disfrutado de la serie en una temporada concreta. A más cariñoso, más te habrá gustado; a menos, obvamiente no tanto. Si ya no eres capaz de crear más motes, una de dos: o pasas a los apelativos tontorrones, o te vas directamente a los insultos (también sirve no decir nada para mostrarle tu ignorancia).
  3. Pones la lista de nombres y, en función de eso, nos saldrá un indicador del rumbo que va tomando la serie. En este punto debo que decir que pocas, las obras maestras, consiguen superar temporada a temporada el nivel de cursilería.
En mi caso con HIMYM, tiene toda la pinta de que el 'Tedio' de la cuarta temporada se convierta en un 'Teodioro' si la quinta no es capaz de hacerme volver a los momentos 'Teddy' de la segunda, cuando Robin terminó por arrastrarnos a los centros comerciales, y Barney utilizaba a Lily de espantaligues en su propio piso.

Ni-nu-ni-nu... Spoilers para quienes no hayan visto la cuarta.

Con Ted sin Robin en el tercer año, volvimos a las comeduras de tarro de este hombre, si bien las apariciones estelares y autoparódicas de Britney Spears y James Van der Beek salvaron un poco los muebles. Además, la participación de éste último va unida al comienzo del lío de Robin y Barney, del que me reservo una opinión hasta que vea la quinta. De entrada, sólo pienso que ambos personajes son demasiado iguales en la base.

Ver a al mujeriego Stinson bebiendo los vientos por Scherbatsky en la cuarta temporada no ha estado mal, ya que hemos visto una faceta del personaje muy poco conocida (desde ese capítulo legendario sobre el origen del "Suit up!"...), pero no me creo la resolución del asunto. A lo largo de los 24 capítulos, hemos visto más de Barney llorando por las esquinas, que de Robin dando pistas, aunque sea por gestos, de que le gusta Stinson. Es más, todos los sentimientos de la reportera se muestran en un sólo capítulo, la season finale, de sopetón y sin previo aviso.

Lily Aldrin es quizás el personaje sobre el que menos he cambiado de parecer a lo largo de las temporadas. Haga lo que haga sigue siendo la maquiavela del grupo, y por tanto, una caja de sorpresas. Con Marshall forma la pareja entrañable de anuncio que le sirve de modelo a Ted en su búsqueda de la felicidad, aunque con esas toneladas de humor que en manos de Mosby se convierten en romanticismo de kleenex.

Sin su mujer al lado, he comprobado que Marshall puede llegar a ser un personaje muy cansino. Probablemente, Eriksen haya sido una de las razones por las que la cuarta temporada me haya costado tanto. La ausencia de Alyson Hannigan por maternidad se notó, y mucho. How I met your mother funciona como un puzzle donde todas las piezas son importantes, se trata de una serie donde existe una interdependencia entre los personajes muy fuerte, ya que están caracterizados de manera que actúan de contrapuntos los unos de los otros.

De todos, Ted es el menos atractivo, pero es necesario ya que tiene que haber alguien que en contraste haga brillar los comentarios tronchantes de Barney o Robin, y bueno, hay que conocer a su futura aunque nadie se acuerde ya de ella. Del mismo modo, Lily equilibra las pataletas de Marshall con un tipo de humor más malicioso si cabe. Todos ellos, juntos en el MacLaren's o en el salón de Ted, dan lugar a un 'awesome' universo de referencias cómicas que espero que sigan expandiendo a pesar del bache.